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EL VOTO EVANGÉLICO

Matias Pellegrini- "La Iglesia de cristo no es un edificio o una organización, la iglesia de cristo son la personas que portan ese ADN de una nueva vida en Jesus, y la iglesia es contra cultural en esencia, pero tambien responsable de sus tiempos".

A pocos días del ballotage la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas (ACIERA) -que agrupa al 85 % de comunidades evangélicas del país- exhortó a los cristianos evangélicos en una declaración a emitir “un voto a conciencia y responsable, de acuerdo a mis principios y pensamientos con los que cada uno se identifica”. A la vez que señaló que “nuestras comunidades de fe contienen la más amplia diversidad de posiciones e ideologías políticas, algo que implica para nosotros una gran riqueza, en tiempos de intolerancia al que piensa distintos”. Esto se da a raíz de que otro grupo como es la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE) -una organización tradicional que cuenta entre sus miembros con la Iglesia Metodista, que sufrió la desaparición de varios de sus referentes durante la última dictadura- quienes señalaron “Rechazamos cualquier proyecto que promueva la libre portación de armas. Más armas es más violencia”, dice FAIE en una declaración. Además, destaca la "sacralidad del ser humano. Somos Templo del Espíritu Santo. Por lo tanto -completa-, ni las personas, ni parte alguna de su cuerpo pueden ser compradas o vendidas”.

Lo que reactiva una vez más en estos tiempos posmodernos la discusión, sobre la influencia religiosa en la política, pero en nuestra América latina en específico, la rama protestante, y siendo más específicos “Los Evangélicos”

Para que nos entendamos, ¿quiénes son los evangélicos?

Es un movimiento dentro del cristianismo protestante que promueve que la esencia del evangelio consiste en la doctrina de la salvación por gracia a través de la sola fe en la expiación de Jesucristo. Dentro de este movimiento hay miles de vertientes denominaciones, organizaciones y asociaciones, todas con liturgias distintas, pero muy presentes en los territorios y con congregantes de toda índole, dependiendo de la magnitud y la organización de cada iglesia.

Entonces, no es de sorprender, que la política, quede boquiabierta en épocas de campaña cuando ingresa a un templo y ve esa fidelidad, esa hermandad y esa capacidad de aglomerar. Tristemente, tampoco es sorprendente que cada tanto quieran “echarle mano a la cruz”.

¿Existe el voto evangélico?

El ejemplo más emblemático es el de Brasil donde las mega-iglesias evangélicas –como la Universal de Reino de Dios y la Asamblea de Dios apoyaron a Bolsonaro, una encuesta realizada por Datafolha (2017) reveló que, en términos generales, sólo el 19% del electorado brasileño considera seriamente las candidaturas propuestas o recomendadas por la propia iglesia.

Existen miles de historias, y realidades de porque una persona se acerca a una iglesia, lo último que buscan allí es adoctrinamiento político, la gente lo sabe, le gente no es tonta.

Pero la tentación del coqueteo con el poder no es nueva para el cristianismo, desde el Constantinismo hasta hoy son innumerables los ejemplos de eso.

 

¿Pero entonces como se explica el voto evangélico?

 No se explica, o no por lo menos con la lógica  de los grandes medios, de las mega iglesias, de los sectores extremistas tanto de izquierda como de derecha.

Quizás solo podrá ser explicado a luz de las escrituras o con una mirada de retrospectiva histórica,teológica, pensando en una iglesia heterogénea, diversa y que intenta no estar ajena a sus tiempos, y a las profundas realidades que la rodean.

El escritor cristiano Lucas Magnin en su libro “La rebelión de los santos” dice:  “Podemos ignorar estas realidades, claro está; podemos negar la validez de estos procesos históricos y considerar que toda esta tendencia de la sociedad es nada más que una moda pecaminosa y de mal gusto, fomentada por el ateísmo, la comunidad LGBT o el nuevo orden mundial. Podemos hacer como que no vemos, podemos ignorar los escombros que nos rodean y convencernos de que se puede seguir siendo aquel pequeño pueblo muy feliz.

 Podemos también pasarnos a la vereda opuesta y claudicar ante la presión: aceptar sin filtros ni críticas el paradigma actual, incluso si eso significa aguar el Evangelio, robarle algunas de sus verdades fundamentales y ponerlas al servicio del espíritu de la época. Sin embargo,esa es justamente la crítica que hacemos a nuestros antepasados: que la iglesia aceptó acríticamente las filosofías y modas de su entorno y, cuando el barco empezó a hundirse, la iglesia se hundió también en el naufragio".

 

 Quizás el mejor ejemplo para pensarlo es el del soldado Omar Carrasco. 

"Omar Carrasco había nacido en Cutral Co, otro pueblo del sur. Y también era evangélico. Iba a una de esas Iglesias que hoy proliferan. Se llamaba “Ejército Mundial Antorcha de la Fe”. A los dieciocho años lo llamaron a las armas. Bolilla negra. Había que hacer la colimba. No duró ni una semana en el Grupo de Artillería 161 de Zapala. Lo mataron. No era lo suficientemente machito. No era lo suficientemente católico. No era lo suficientemente militar.

Carrasco fue el último asesinado por una estructura de servicio militar heredada de la dictadura. Diseñada por la Vieja Argentina en Armas, como una institución de ruda cohesión para que los hijos de todas las clases se pusieran bajo bandera. Con él se ensañaron como lo hicieron con los Testigos de Jehová, mujeres y hombres que no estaban dispuestos a tomar un arma.

Omar Carrasco es el nombre de un paso de la democracia: la abolición de ese servicio militar.

¿Qué vida hubiese llevado Omar si no lo hubieran bailado hasta la muerte en la colimba? ¿Qué hubiera pensado Omar de la marcha del orgullo? ¿Y de la distribución del ingreso? ¿Qué hubiese dicho de los que hoy, desde cualquier religión -incluida la suya- parecen soldados de la moral? ¿Habría hablado de la “ideología de género”? ¿Hubiese votado a Massa o Milei? ¿Hubiese sido el cliché del retrato antievangélico que hoy hacen, por igual, algunos religiosos del ateísmo y del catolicismo? ¿O hubiese sido, como tantos evangélicos, un tipo que simplemente va a la iglesia, canta alabanzas, y hace su vida conforme a los tiempos terrenales y al mensaje de  Jesus? ¿Usaría el pañuelo celeste. Quizás. O quizás no. Omar extendía sus brazos hacia arriba, cerraba los ojos, escuchaba Rescate o Marcos Witt, recibía los dones del espíritu, y hablaba con Dios. Era evangélico, simplemente. Evangélico". - nota "matar a un evengelico" de Mariano Schuster-

La Iglesia de cristo no es un edificio o una organización, la iglesia de cristo son la personas que portan ese ADN de una nueva vida en Jesus, y la iglesia es contra cultural en esencia, pero también responsable de sus tiempos.



Fuentes: Cristianismo y posmodernidad - Lucas Magnin     

              MATAR A UN EVANGÉLICO- panamarevista.com 

              Historia Del Cristianismo    Justo González García  

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