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HOMENAJES A MANUEL BELGRANO EN UN PUEBLITO ITALIANO A LOS 202 AÑOS DEL PASO A LA INMORTALIDAD DEL PROCER

Oneglia, pueblo de la Liguria cerquita de Génova, en Italia

Vecinos de la Comuna italiana de Imperia, de donde era oriundo el padre de Manuel Belgrano, rindieron homenaje este lunes al prócer argentino a 202 años de su muerte.

Domingo Belgrano Pérez, padre del creador de la bandera argentina, nació en Oneglia, un pueblito de la Liguria cerquita de Génova, en Italia. 

En ese pueblito, para esta fecha, en cada una de las casas flamea la bandera argentina, en homenaje a su creador.

Los padres del prócer eran agricultores y de allí deriva el maravilloso significado del apellido Belgrano: "bella semilla”. Por otra parte, ese apellido es muy común en Oneglia.

Cada 20 de junio, en ese pueblito de la Liguria se realiza una conmemoración en recuerdo de Manuel Belgrano, fallecido en 1820 y recordado por ser el creador de la bandera y una figura clave para la independencia argentina.

Según estudios históricos, Domingo Belgrano Pérez era un comerciante autorizado para trasladarse a América y habría llegado a Buenos Aires hacia 1753.

En junio de 1770, junto a su esposa argentina María Josefa González Casero, tuvo a su hijo Manuel Belgrano.

Avenidas, palacios y monumentos

Hay varios edificios y monumentos dedicados a Manuel Belgrano en Oneglia. Frente al mar, se levanta un busto en su honor y en su pedestal de mámol se puede leer: "In onore del General Manuel Belgrano. 1770-1820. Prócer nacional. Creatore della bandiera Argentina”.

Desde la plaza principal del pueblo parte la Vía Belgrano y cerca de allí está situado el edificio Palazzo Belgrano, donde se encuentra un mural de 4 metros de alto por 9,50 de ancho, del artista Carlos Ferro.

La obra se dedicó a la historia de las villas unificadas y homenajea a múltiples personalidades de Puerto Maurizio y de Oneglia. Lo sorprendente es que, en la parte superior del mural, se encuentra retratado Manuel Belgrano, a caballo, con uniforme militar, portando la bandera argentina.

En 1923 en Génova se fundó la biblioteca “General Manuel Belgrano”, en la universidad de la ciudad. También en la plaza Tommaseo, existe un monumento ecuestre de Belgrano, obra de Arnaldo Zocchi, inaugurado en 1927 y en el que se empleó bronce de los cañones realistas capturados en las batallas de 1812 y 1815.

En Argentina Belgrano muere enfermo y pobre porque el Estado Argentino le debía por sus  servicios prestados, que no son ni más ni menos que haber luchado toda su vida para forjar una nación llamada Argentina: 

..."La salud de Belgrano venía mal pero empeoró en 1818. Retirado del Ejército del Norte se instaló en Tucumán, pero en noviembre de 1819 derrocaron al gobernador Araoz -cercano a Belgrano- y quisieron apresar a Manuel. Ante esto, le confesó a José Balbín, un comerciante amigo: “yo quería a Tucumán como a la tierra de mi nacimiento; pero han sido aquí tan ingratos conmigo, que he determinado irme a morir a Buenos Aires”.

Balbín le pagó el viaje, Belgrano no tenía un peso. Emprendió la vuelta a principios de 1820 en tan mal estado que necesitaba ser asistido para movilizarse lidiando además con la indiferencia. Relató Mitre que en una posta de Córdoba, “después de ser colocado en su cama, [Belgrano] pidió [se] llamase al maestro de posta. Este contestó con sarcástica insolencia: 'dígale usted al general Belgrano que si quiere hablar conmigo, venga a mi cuarto que hay igual distancia' ".

Para abril, Manuel ya estaba en Buenos Aires. Lo visitaba tanta gente que a veces pedía estar solo. Un amigo, Manuel Castro, escribió que al preguntarle alguna vez qué pensaba en soledad, Belgrano contestó: "pensaba en la eternidad donde voy y en la tierra querida que dejo. Espero que los buenos ciudadanos trabajen en remediar sus desgracias".

El gobierno bonaerense le tiró algo para subsistir, pero Belgrano no quería donaciones sino aunque sea una parte de los sueldos que le debían de sus años en el Alto Perú. Nadie le dio bola.

Francisco Chás, cuñado de Manuel, contó que el 19 de junio Belgrano pidió a su hermana Juana que le alcanzara su reloj de oro y mirando a su médico Joseph Redhead, dijo: "es todo cuanto tengo que dar a este hombre bueno y generoso". Es que Manuel no tenía nada pero le debían mucho. De hecho, en mayo había redactado su testamento y en el cuarto punto enumeró sus créditos y sus deudas. Uno de los deudores era Saavedra. El monto: cuarenta onzas de oro sellado. El motivo: un par de sillas que le prestó cuando lo nombraron Presidente de la Junta.

El 20 de junio de 1820, Belgrano pasó a la inmortalidad. Buenos Aires estaba en crisis y su muerte pasó desapercibida. Murió sin nada: sin honores, sin reconocimiento, sin sus sillas y sin sus cuarenta onzas de oro"

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