Además de los anticuerpos y los glóbulos blancos, el sistema inmunitario despliega péptidos
para combatir los virus y otros patógenos. Los péptidos sintéticos podrÃan reforzar esta defensa,
pero no duran mucho en el organismo, por lo que los investigadores están desarrollando
imitaciones de péptidos estables.
Ahora los cientÃficos informan del éxito en el uso de los imitadores conocidos como peptoides
para tratar animales con infecciones por el virus del herpes. Estas pequeñas moléculas
sintéticas podrÃan algún dÃa curar o prevenir muchos tipos de infecciones, incluida la COVID-19.
Los investigadores han presentado sus resultados en la reunión de otoño de la American
Chemical Society (ACS).
"En el cuerpo, los péptidos antimicrobianos como el LL-37 ayudan a mantener bajo control los
virus, las bacterias, los hongos, las células cancerosas e incluso los parásitos", explica la doctora
Annelise Barron, una de las investigadoras principales del proyecto. Pero los péptidos son
eliminados rápidamente por las enzimas, por lo que no son candidatos ideales a fármacos.
En su lugar, ella y sus colegas emularon los atributos biofÃsicos clave del LL-37 en moléculas
más pequeñas y estables llamadas peptoides. "Los peptoides son fáciles de fabricar --afirma
Barron, que trabaja en la Universidad de Stanford--. Y, a diferencia de los péptidos, no son
degradados rápidamente por las enzimas, por lo que podrÃan utilizarse a una dosis mucho
menor".
Los péptidos están formados por secuencias cortas de aminoácidos, con cadenas laterales
unidas a átomos de carbono en la columna vertebral de las moléculas. Esta estructura es
fácilmente descompuesta por las enzimas. En los peptoides, las cadenas laterales están unidas
a los nitrógenos de la columna vertebral de la molécula, formando una estructura que resiste a
las enzimas.
Fueron creados por primera vez en 1992 por el doctor Ronald Zuckermann, de Chiron Corp., que
posteriormente fue asesor postdoctoral de Barron. A diferencia de otros tipos de péptidos que
requieren una laboriosa quÃmica orgánica de varios pasos para su producción, los peptoides son
sencillos y baratos de fabricar con un sintetizador automatizado y productos quÃmicos
fácilmente disponibles, afirma. "Se pueden fabricar casi con la misma facilidad con la que se
hace pan en una máquina de pan", asegura.
Barron, Zuckermann, el doctor Gill Diamond, de la Universidad de Louisville, y otros fundaron
Maxwell Biosciences para desarrollar peptoides como candidatos clÃnicos para prevenir o tratar
infecciones vÃricas. Recientemente han comunicado los resultados de sus nuevas secuencias de
peptoides, diseñadas para ser menos tóxicas para las personas que las versiones anteriores.
En platos de laboratorio, los compuestos inactivaron el SARS-CoV-2, causante del COVID-19, y el
virus del herpes simple-1 (HSV-1), causante del herpes labial, haciendo que los virus fueran
incapaces de infectar células humanas cultivadas.
Ahora, los investigadores informan de los resultados in vivo, que demuestran que los peptoides
previenen de forma segura las infecciones por herpes en ratones cuando se les aplican en los
labios. El equipo de Diamond está realizando más experimentos para confirmar los resultados
obtenidos en ratones. Además, investigarán la eficacia de los peptoides contra las cepas de
VHS-1 resistentes al aciclovir, el mejor tratamiento antivÃrico actual aprobado por la
Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) para esta enfermedad, dice Barron.
Los investigadores también se están preparando para probar la actividad de los peptoides contra
el SARS-CoV-2 en ratones. "La infección por COVID-19 afecta a todo el cuerpo, una vez que
alguien enferma de verdad, asà que haremos esta prueba por vÃa intravenosa, además de estudiar
la administración en los pulmones", dice Barron.
Pero estas moléculas antimicrobianas podrÃan tener muchas más aplicaciones. En Stanford se
está trabajando para explorar su impacto en las infecciones de oÃdo y pulmón. Y Barron ha
enviado muestras de peptoides a expertos de otros laboratorios para que las prueben contra una serie de virus, con resultados prometedores en estudios en placas de laboratorio contra la gripe,
el virus del resfriado y la hepatitis B y C.
"En sus estudios in vitro, un equipo descubrió que dos de los peptoides eran los antivirales más
potentes jamás identificados contra el MERS y los antiguos coronavirus del SARS", afirma
Barron. Otros laboratorios están probando los peptoides como antifúngicos para las vÃas
respiratorias y el intestino y como recubrimientos antiinfecciosos para lentes de contacto,
catéteres y articulaciones de cadera y rodilla implantadas.
Diamond y Barron están estudiando cómo funcionan estos compuestos de amplio espectro.
Parece que perforan y rompen la envoltura viral y también se unen al ARN o al ADN del virus. Este
mecanismo múltiple tiene la ventaja de inactivar el virus, a diferencia de los antivirales estándar,
que ralentizan la replicación viral pero siguen permitiendo que los virus infecten las células,
afirma Barron. También hace menos probable que los patógenos puedan desarrollar resistencia.
Barron espera que los ensayos clÃnicos comiencen este año. Si tienen éxito, dice, los peptoides
podrÃan administrarse como medida preventiva -por ejemplo, antes de un viaje en avión para
proteger a un pasajero del COVID-19- o después de que se produzca una infección, como cuando
una persona siente el cosquilleo revelador de un herpes labial inminente.