Estamos construyendo la Argentina del futuro. Un paÃs en donde la Ciencia y la TecnologÃa vuelve a posicionarse como polÃtica de Estado, bajo la premisa que el crecimiento nacional sólo es posible si introducimos conocimiento y valor agregado local.
En este marco, el Plan Espacial Nacional ocupa un lugar preponderante. Muestra de ello es la reciente puesta en órbita del SAOCOM 1B. Junto a Japón somos las únicas naciones que actualmente poseen satélites con un radar que opera en banda L, que brinda nueva información sobre nuestros recursos naturales y permite optimizar el desarrollo productivo nacional, como también aporta datos para la gestión de emergencias y el control de nuestras fronteras, entre muchas otras utilidades.
A fin de completar el ciclo de la tecnologÃa satelital, es fundamental que se materialice el Proyecto Tronador III y contar con un lanzador propio que garantice la soberanÃa plena en un área geoestratégica. De esta manera, el paÃs dará un paso decisivo en el dominio de la tecnologÃa espacial, y en particular dentro del programa Arquitectura Segmentada y se podrá poner en órbita desde Argentina a una nueva generación de satélites, de diferentes tamaños, que conformen asimismo constelaciones propias.
Además, posibilitará un cÃrculo virtuoso de crecimiento de las empresas del sector espacial argentino y de generación de nuevas empresas de base tecnológica que podrÃan ingresar en mercados internacionales espaciales y no espaciales con grandes capacidades competitivas. Esto implica, también, incrementar la sinergia entre nuestro sistema cientÃfico-tecnológico- con el productivo.
El proyecto del lanzador ya se encontraba en la hoja de ruta del primer Plan Espacial Nacional. Hace 26 años, con ritmos divergentes, el paÃs avanza en su capacidad de acceso al espacio. Un paso contundente se produjo en 2007 cuando se concretó la puesta en funciones de VENG S.A, una empresa que tiene hoy a la CONAE como su accionista principal, pero que cuenta con la posibilidad de incorporar accionistas del sector cientÃfico-tecnológico nacional, tanto públicos como privados. La misma fue concebida para la fabricación de vehÃculos lanzadores.
Actualmente se está ejecutando el programa ISCUL (Inyector Satelital de Cargas Útiles Livianas), que comprende el desarrollo del VehÃculo Lanzador Tronador III, con capacidad de situar en órbita a satélites de hasta 1000 kg. Además de VENG, en el proyecto están involucradas varias Universidades Nacionales, INVAP y distintas empresas privadas de tecnologÃa.
En los centros espaciales CETT y CEPI, se dispusieron un conjunto de facilidades con el objeto de fabricar prototipos y el equipamiento necesario. Además, se emplazaron bancos de ensayos para motores de propulsión de primer nivel.
La CONAE nos informa que el desarrollo del vehÃculo se encuentra avanzado en un 55%. El equipamiento y facilidades para su producción en el 80%; la infraestructura de tierra que posibilitará el seguimiento, telemetrÃa y control en un 85% y aquella que da soporte al lanzamiento en un 40%.
Por otra parte, ya se está trabajando en otro vehÃculo lanzador de cargas livianas, el VLE. El mismo tiene un 40% de avance y cuando se concrete, le permitirá a Argentina posicionarse en el corto plazo en el segmento de los micro lanzadores.
Como paÃs debemos fijar prioridades, y en materia de Ciencia y TecnologÃa estos proyectos son urgentes. El mes pasado en el Senado recibimos al Doctor Conrado Franco Varotto, fÃsico especializado en tecnologÃa nuclear y espacial, fundador de INVAP y actual asesor de la CONAE. Él nos explicaba que en Naciones Unidas se está trabajando en la sustentabilidad del espacio exterior y esto podrÃa derivar en un equivalente al Tratado de No Proliferación Nuclear. Corremos el riesgo de que en ese futuro "Tratado de No Proliferación Espacial" sólo queden incluidos, sin grandes limitaciones, los paÃses con capacidad de lanzar. Con todos los esfuerzos realizados en la materia, Argentina no puede darse el lujo de perder el lugar geoestratégico que ha conseguido.