La victoria fue mucho más amplia de lo esperado, tal como lo aseguran las dos consultaras certificadas por el gobierno para realizar los “boca de urnaâ€: CIESMORI y Jubileo. Ambas le asignan a la fórmula Arce-Choquehuanca una proporción que oscila en torno al 52 por ciento de los votos y a Mesa-Pedraza apenas un 31 por ciento. Algunos observadores aventuran que la cifra final se situará en torno al 55 por ciento. A primeras horas de la madrugada un tuit de la dictadora Jeannine Añez decÃa que “por los datos con los que contamos, el Sr. Arce y el Sr. Choquehuanca han ganado la elección. Felicito a los ganadores y les pido gobernar pensando en Bolivia y en la democracia.†(O sea, gobernar como ella no lo hizo). Al mediodÃa Carlos Mesa reconoció el triunfo del MAS.
Aún no se publicaron los cómputos oficiales de las 35.000 mesas electorales y serÃa una inocentada pensar que el enemigo imperialista y sus aliados de la derecha racista se inclinarán respetuosamente ante el veredicto de las urnas. DifÃcil (pero no imposible) que puedan haber sorpresas o maniobras de último minuto para frustrar la voluntad del pueblo boliviano. Si la diferencia hubiese sido menor, digamos de unos doce o trece puntos, seguramente que los bandidos a la orden de Luis Almagro habrÃan repetido lo hecho hace apenas un año y robado la elección; pero con una diferencia de veinte puntos o más la maniobra se desbaratarÃa por su intolerable obscenidad. De todos modos, recién el miércoles se darán a conocer las cifras oficiales y entonces sabremos cuál es la siguiente movida de la derecha.
Las elecciones demostraron que el MAS es la única fuerza social existente en toda Bolivia. Carlos Mesa demostró que es un sello electoral, un contubernio de grupos que sólo tenÃan en común su odio a Evo y lo que éste representa. Y Luis Fernado Camacho es el lÃder de una importante fuerza social cuyo baluarte es Santa Cruz de la Sierra. Pero fuera de ese departamento –que equivale a un tercio del territorio nacional- su gravitación es muy baja. Construir una derecha con sólidas bases a nivel nacional es una tarea ardua, que en Bolivia, aún con la violencia terrorista de su dictadura, la complicidad de jueces y fiscales, y el apoyo de la cloaca mediática al servicio del imperio demostró ser una misión destinada al fracaso. La profunda crisis polÃtica en que se debate Estados Unidos en vÃsperas de una complicada elección presidencial restó protagonismo a “la embajada†y acotó sus márgenes de acción. Y la derecha local –en Bolivia como en Argentina y en toda Latinoamérica- sin la guÃa, los dineros y los resortes mediáticos y jurÃdicos que maneja Washington es poco lo que puede hacer.