La ciudad de la isla del tigre ofrece una belleza sin igual, hablar de cerros, lagos y montañas es reiterar lo que en notas, editoriales e influencers comentan en podcast y foros de internet. Los turistas de todas partes del mundo se extasían ante tanta belleza. El andar pausado de los visitantes mirando vidrieras en la comercial calle Mitre contrasta con los gritos de los arbolitos incitando al cambio de monedas. También recorriendo la extensa calle se ven parejas de policías que mirando constantemente su celular o fumando a escondidas engrosan el paisaje. 

Toda la descripción es una escena típica de la temporada veraniega de la ciudad. 

Lo que no está incluido en el relato es la proliferación de gente tirada en el piso con una manta comercializando distintos elementos a los turistas. Haciendo de la vereda un fino pasillo donde caminar se vuelve una tarea de equilibristas y el choque entre transeúntes es constante.

Pero no solo a estos llamados manteros, que generalmente no son residentes acá, se les puede ver en la turística calle,  sino que frente a la Anónima de la calle Quaglia comenzando por la esquina también se han instalado vendiendo frutas, ropas y hasta banderas; esto sin nombrar la proliferación de niños y adultos vendiendo medias en las calles céntricas de la ciudad. 

Para no ser menos que Mar de Plata o Buenos Aires los semáforos como los de Elordi y Gallardo, Gallardo y Onelli incluso Moreno y Quaglia se han llenado de limpiavidrios que muchas veces en estado de ebriedad o bajo el consumo de sustancias prohibidas los vez molestando a los conductores para que acepten sus servicios.

En el Banco Patagonia de calle Gallardo los vez dormir tirados en el duro suelo de la entidad balbuceando incoherencias en el sueño de sus borracheras.

Los pintorescos changas que habitaban en la ciudad poco a poco se ven desplazados por esta horda de vagabundos y buscas que manchan la seguridad y tranquilidad de la ciudad con más visitantes de la Patagonia.

Por eso no es de extrañar que los hechos de inseguridad que se ven con más frecuencia sobre todo en los lugares más céntricos tengan que ver con la llegada de esta runfla.

Obviamente que el crecimiento exponencial de Bariloche atrae a gente de todos lados, pero las autoridades que correspondan deberían prevenir y controlar que este fenómeno de grandes urbes no ensucie la belleza de nuestro paraíso.